NAVIDAD DE NIÑOS PARA EL NIÑO

Era costumbre que todos los diciembres de cada año la señora Rosa de Altamirano con el apoyo de su esposo, la venia y respaldo de los padres Isidro Sala y Jesús López encargados de la Parroquia de San Jerónimo de aquel entonces, organizaran la “Navidad de los niños para el niño Dios”.

La señora Rosita dirigía el Santo Rosario del 1 al 23 de diciembre, de 6.00 a 6.30 de la mañana aproximadamente.
Todos los niños participábamos con mucha ilusión, alegría y devoción -Era muy divertido- aunque en ocasiones confundíamos el momento para hacer la chacota (amarrar los pasadores de dos diños distintos, cambiar el sentido de las letanías... "Oh divino niño Jesucito tú que fuiste pequeñito por amor a los hombres", Adivina niño J...). Entre los misterios y letanías había el concurso de villancicos, los del lado izquierdo con los del lado derecho o los niños con las niñas, el entusiasmo era total, al final siempre nos quedábamos con esa sensación de seguir cantando y participando, las niñas siempre ganábamos porque eramos más.
El tiempo nos parecía demasiado corto, para todo lo que queríamos hacer.

Cuando salíamos de la Iglesia, podía ver los diversos grupos como de los cantores que buscaban mejorar sus entonaciones, los traviesos que siembre buscaban hacer alguna travesura sin medir los resultados y que sólo se tranquilizaban cuando los pasaba algo malo, los tímidos que hablaban sólo lo necesario y con mucho esfuerzo, los rebeldes que hacían desorden y molestaban a los demças, los estudiosos que corrían con sus cuadernos a seguir estudiando a algún rincón o debajo de los focos o postes, los enamorados o ilusionados que sólo buscaban del otro una mirada, un acercamiento o una simple sonrisa para irse contentos a casa con esa imagen y esperar al otro día para una nueva contemplación y seguir alimentando esas emociones del primer amor. Mientras que otros nos quedábamos más de los debido en la plazoleta jugando a las chapadas, al rey mono, a las escondidas o jugando un partidito de voley o futbol, me daba cuenta que era tarde cuando una de mis hermanas pasaba llevando la bolsa de pan para el desayuno y que nos avisaba que teníamos que ir al colegio.

El primer día se conformaba la comisión para armar el Nacimiento tanto en la Parroquia como en la casa de la señora Rosita –En la Parroquia lo armaban los seminaristas con el apoyo de los chicos voluntarios del Aguinaldo-.

El responsable formaba su equipo, ponía una hora e invitaba a todos los niños a participar del recojo de los musgos, plantas silvestres, plantas colgantes, espinos, pinos y otros que sean necesarios para tal fin.
Para llegar a este lugar nos toma unos 30 ó 45 minutos de caminata, y otros tanto para la vuelta.
Este paraíso provee año tras año estos recursos. Un buen porcentaje de la la población lo visita casi como una tradición para recoger sus plantas y armar sus nacimientos.
Todos en fila de hormigas y bien preparados nos adentrábamos en la zona para buscar nuestros objetivos, una vez conseguido, regresábamos a armar el nacimiento de nuestras casas, el del Aguinaldo y de la Parroquia.
Toda una hazaña, todo un reto y toda una costumbre.

Otro equipo se encargaba de organizar los grupos artísticos, de buscar talentos entre tantos niños y preparar los sketchs, los bailes, los cantos, los poemas,... en fin, todos alusivos a la fecha. En varias ocasiones mi hermana Lida y yo “el par de Uchitis” salimos a cantar y bailar. En una de esas participaciones nos disfrazaron de negritas, nos vistieron con unas falditas y blusas muy cortas, toda la parte visible de nuestro cuerpo nos pintaron con betún negro (crema para zapatos). Fuimos la sensación del momento, vimos a todos los espectadores felices y tambien fuimos muy felices.

Y otros se se encargaban de registrar la asistencia y recoger de los participantes la donación de un huevo y la raja de una leña para la preparación de la chocolatada, los picarones y del horneo de los panes y tortas. Los ingredientes faltantes como la harina, leche, aceite, mantequilla, chocolate, etc. lo proveían los párrocos.

Concluíamos este Aguinaldo con la Santa Misa o Misa de Gallo el mismo 24 de diciembre, era una ceremonia especial preparado especialmente para todos los niños.
Terminando el compartir, regresábamos a nuestras casas a seguir festejando el nacimiento de Jesús.

Toda mi niñez y adolescencia lo viví de este modo, unos más emocionantes que otros.

Aquí recibí mi primera formación de catequesis, de valores éticos y morales. Ahora despues de muchos años puedo recien comprender mejor los misterios de la vida.